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Evaluación

La Evaluación de Desempeño en el Aula

Mag. Alberto Flores Berríos
Docente de Post Grado de la UPT
 
 
La evaluación es un de las prioridades de nuestra reforma educativa; Esto se observa en la agenda educativa del Presidente Alan García; en los objetivos nacionales de la educación; en el marcado interés por la competitividad a nivel internacional; en la demanda por la rendición de cuenta pública anual a nivel central, regional, comunal y escolar. Estas iniciativas invitan a los educadores y a toda la nación a centrarse en objetivos de alto nivel para todo el alumnado. También nos alientan a ir en pos de la perfección y a dirigir nuestros esfuerzos hacia su logro por el bien de los alumnos, las unidades educativas, las comunas, las regiones y de la nación. La petición de evaluar el progreso significa ver la evaluación como una llave para conseguir tal avance y así asegurar el carácter prioritario de la evaluación en las unidades educativas.
 
Este mayor énfasis en la evaluación surge en una época de descontento con los métodos tradicionales de las pruebas objetivas. En esta dirección, muchos se preguntan si estas pruebas representan fielmente los objetivos importantes del aprendizaje y del desarrollo del alumno. Entre las críticas se cuenta el cerrado contenido de estas pruebas que particularmente se centra en las destrezas básicas de la comprensión; la limitada correspondencia entre el contenido de las pruebas y el currículum; el marcado énfasis en las destrezas básicas y comunes dejando de lado a las de razonar y resolver problemas; y la poca relevancia de las pruebas objetivas con el mundo real. En consecuencia ahora surge la pregunta: ¿pueden los programas educativos que se basan en las pruebas objetivas conseguir resultados significativos? La posición generalizada de los críticos es que no lo logran. 
 
El descontento hacia a las pruebas objetivas y el profundo convencimiento del valor de la evaluación sistemática han dado lugar a propuestas que van en pos de nuevas alternativas de evaluación. Llámense éstas evaluación de desempeño, evaluación auténtica o evaluación alternativa; indistintamente de su nominación lo que se espera de ellas es que consigan resultados educativos significativos y duraderos. Aunque parezcan distintas, todas comparten una visión común en los siguientes aspectos:
·         Piden a los alumnos que ejecuten, creen, produzcan o hagan algo.
·         Explotan las destrezas más complejas de razonar y de resolver problemas.
·         Utilizan tareas que reflejan actividades didácticas significativas.
·         Utilizan aplicaciones que se dan en el mundo real.
·         Las personas y no las máquinas son las que evalúan, utilizando así el juicio humano.
·         Exigen que los profesores desempeñen un nuevo rol pedagógico y de evaluación.
 
Además, estas nuevas alternativas de evaluación subrayan la importancia de examinar tanto los procesos como los productos del aprendizaje. También nos estimulan a ir más allá de la idea de que sólo hay una respuesta correcta e invitan a los alumnos a que exploren las posibilidades intrínsecas de los problemas complejos y sin límite, y a que formen sus propias conclusiones. En adelante usaremos el término de evaluación de desempeño, puesto que esta estrategia abarca las características de la evaluación auténtica y de la evaluación alternativa.
 
Por otro lado, es importante que haya un equilibrio en las estrategias de evaluación, porque no existe sólo una forma acertada para evaluar a los alumnos. El hecho de que hayamos presentado un adecuado argumento para la evaluación de desempeño, no significa que todas las evaluaciones deban ser de este tipo, ni tampoco significa que rechazamos de plano las pruebas objetivas. Lo que sostenemos es que la evaluación de desempeño ofrece formas atractivas de evaluar el conocimiento y las habilidades de razonar y resolver problemas y, puesto que se basan en problemas reales podría ser más motivadora para los alumnos y reforzaría aún más sus conocimientos. A pesar que las evaluaciones de desempeño entregan información del éxito de los alumnos en la aplicación de sus conocimientos y habilidades, las pruebas objetivas demuestran ser más eficaces para determinar el grado de adquisición de conceptos e información básica por parte de los alumnos. Nuestra realidad nos dice que un currículo equilibrado requiere también de un método equilibrado de evaluación.
 
 
Finalmente, no sólo porque la evaluación de desempeño requiera que el alumno realice una actividad interesante o compleja significa que sea una buena evaluación. Una buena evaluación es aquella que mide objetivamente algo más que las tareas específicas que se pide a los alumnos; los resultados de una buena evaluación identifican lo que saben y pueden hacer en un amplio dominio de conocimientos y habilidades. Las habilidades que presentan los alumnos en el contexto de la evaluación se deben trasladar a otras situaciones y problemas.  
 
 
   
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